Esto lo escribí anoche en un rato y prácticamente tal cual... Apenas lo he pulido otro rato esta tarde... No sé...
No sé, pero anochece a espuertas y el frío penetra el aire oscurecido por momentos...
No sé, pero algo en mi corazón desmantelado tras una jornada agotadora
parece querer brotar a borbotones, abandonar el calor fluido de la sangre
para enfrentarse solo a la frialdad galopante de la noche reinante
que recorre altanera el campo de batalla...
No sé, pero mi conciencia tiembla agotada entre la nieve, casi abandonada de sí misma,
casi independiente, tal vez por fin independiente...
No sé, pero mi alma extenuada parece querer retenerla, como sabedora de que a solas,
sin ella, es no más que espíritu informe, es verdad que puro mas sin nombre,
una porción de aura anónima a punto para unirse con el Cosmos...
No sé, pero estoy aquí en medio de la nada, observando esta dinámica
entre los fragmentos escindidos de mi yo, esta danza que me espanta y maravilla,
esta disgregación en elementos esenciales,
nobilísimos aunque aislados y sin dueño.
No sé, pero un resquicio de corazón todavía no fundido con el viento helador
pretende recuperar la conciencia de los lazos con la vida sagrada de los míos,
con su presencia y sus recuerdos y sus latidos en mis sienes desiertas de energía,
arrasadas por la nieve que cae sin paliativos.
No sé, pero sé que la montaña está aquí, reduciéndome a mi esencia irreductible,
procesando mi complejidad para volverla al Mundo.
No sé, pero cada vez percibo menos lo que ocurre entre mi corazón, mi mente,
mi conciencia y mi cuerpo tronchado pero aún palpitante.
No sé, pero mi alma lo observa todo temerosa, agitada, pero también erguida
en medio de la nieve innegociable y feroz y acogedora como una madre absorbente
a la que vuelves, siempre...
Y no sé por qué, pero se yergue con coraje, inerme y dolorida pero desafiante,
recorriendo las sombras violáceas de los flancos
con la gallardía de un halcón en su coto de caza, sí,
también así pese a tanto agotamiento y a tanta lucha
por mantenerse entera...
Disolución, soberbia de criatura desmembrada y por fin indestructible, por siempre.