Tuesday 19 de June de 2012, 18:55:07

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La luz directa del sol está todavía arriba, en el aire azul, por encima del ramaje y de las paredes blancas aún en sombra. Pero va avanzando poco a poco, casi de forma imperceptible, con el ritmo lento pero cierto de los procesos naturales. No sé cómo, pero en medio del frescor de la mañana, aún al margen de la calidez que ha de venir, descubro la mancha de luz descendiendo con lentitud extrema pero real por la pared...

Sólo es necesario concentrarse en ella unos minutos para verla avanzar hacia abajo, engullendo, o rescatando de las sombras, los perfiles minúsculos, los bultos, las fisuras, los pequeños cráteres de la piel blanca del muro, todo un mundo en sí mismo, la superficie irregular y azarosa de un planeta desperezándose tras la noche cósmica, cuando la luz de su estrella comienza a atemperarla.

Concentrando la mirada descubro canales, conos, valles, cordilleras, llanuras pulidas y sectores torturados, incluso la silueta regular de posibles lugares habitados. Y mientras la luz avanza hacia abajo, indefectiblemente, en la penumbra inferior hay vida aún sombreada que se estremece a la brisa de la mañana, quizás esperando la luz vivificante que la arranque del sueño y la proyecte hacia un nuevo día.

-   ¿Por qué te estremeces?

-   No me estremezco, es la brisa de la mañana.

-   Será lo que sea, pero te estremeces suavemente...

-   Pues quédate con eso y no preguntes...

-   No puedo remediarlo, pareces la única forma de vida en esta superficie inerte.

-   Y si así fuera, ¿qué? Eso no te da derecho a preguntar... Y si lo haces, sigues sin tener derecho a ser respondido...

-   ¿Acaso es la luz que está avanzando hacia ti la que te estremece?

-   La luz será bienvenida, no lo dudes... Ya te he dicho que es la brisa de la mañana.

-   ¿Te estremeces quizás de emoción? ¿Tal vez te desentumeces del frescor nocturno antes de volver a la calidez?

-   Preguntas demasiado... Quieres saber cosas que no han de saberse, simplemente ocurren... Aprende a esperar a que sucedan y a observarlas sin más.

Al fin, su corazón arde iluminado desde arriba, un ascua que emerge desde el interior haciendo palidecer el entorno inmediato que aún se debate en la frontera entre la luz y la penumbra. Es un botón incandescente, es un nudo que recoge con antelación la energía que aún no se ha derramado, que está en ciernes, bajando despacio pero ineluctable por la piel del mundo. Y si observas con atención y silencio, sin fijarte en el tiempo que discurre, es verdad que se estremece... Lo hace con la misma cadencia con la que la luz avanza, un ritmo sutilísimo e invisible ante un simple vistazo, pero que se manifiesta en toda su implacable belleza al concentrar la mirada y olvidarse de todo...

Concentración, observación, dejación, liberación... Nada más importa... Un corazón que arde es una máquina que mata miserias.

2 Comentarios

Enviado por Antares el Wednesday 20 de June de 2012

�¡Bravo!�

Enviado por Gerardo el Thursday 21 de June de 2012

�Gracias por tu entusiasmo, Antares..... ya sé que suena a falsa modestía, pero lo digo en serio: no sé si lo merezco. Un abrazo, Fuerza Y Montaña.�