Friday 7 de September de 2012, 13:42:02

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Cuando escribí este 23 de julio mi post “Verano”  (http://gerardo.madteam.net/posts/2012-07/verano/), aún no conocía el alcance del esguince de tobillo que me acababa de hacer unos pocos días antes bajando por el valle de Remuñe. No es que haya cambiado de planteamiento, ni que me desdiga apenas una coma de lo que dije entonces: sigo deseando que el verano se acabe, por circunstancias diversas que ya expliqué entonces. Pero lo que no sabía entonces todavía es que mi esguince tenía más “calado” de lo que sospechaba, que ha implicado la rotura completa de dos ligamentos externos del tobillo y que parece que aún no estoy en condiciones de recorrer montaña de verdad. Después de hacer todo lo que se me ha pedido (dos semanas de tobillo inmovilizado, luego actividad extremadamente suave y sesiones de rehabilitación...), el traumatólogo me vuelve a advertir con rostro adusto que esto no está arreglado todavía, que aún el tobillo tiene un “juego” que no debería, que debo hacer más rehabilitación y que no me pase un pelo con las actividades si no quiero liarla... Todo esto este último martes, 4 de septiembre, más de mes y medio después del percance. 

Por suerte el verano no es una época que me entusiasme para dedicarme al monte, como ya dejé explicado, pero, así todo, mi deseo de que acabara pronto se está torciendo en tanto que el verano por suerte se acaba, pero sigo sin tener carta blanca para dedicarme a lo que me pide el cuerpo... Tengo un mono grande como un diplodocus, que me mira socarrón con sus dientes enormes y se dedica a mordisquearme la moral, esa parte blanda que todos tenemos en nuestro “organismo”, una parte muy sensible, demasiado sensible a mordisqueos varios... Dije en julio, sin conocer aún el alcance de la lesión, que prefería esperar agazapado el transcurso del verano... Eso sí, con una oreja tiesa por si las moscas, no fuera que pudiera perderme algo chulo... Bien, unos días después tuve el diagnóstico de la resonancia magnética y la constancia de que no podría apuntarme a aquello que realmente me hubiera sacado de mi hibernación estival: la “madquedada” de Ailefroide, con la posibilidad de repetir mi primer cuatromil de hace 17 años, y de volver a los Alpes desde el 2009... En fin, después de un mes de agosto en el que apenas me he atrevido a “pasear” un poquito, a primeros de septiembre los profesionales me siguen pidiendo prudencia, siempre prudencia... Para remate, fisgo esta mañana en internet y me explica una página que un esguince de tobillo como el mío, de tercer grado, con rotura total de más de un ligamento, exige al menos ocho semanas para la cicatrización... Es verdad, aún no han pasado, hasta mediados de septiembre no habrán pasado. Las cosas tienen su fluir y no conviene interferirlo.

Quizás me impaciento más de la cuenta, pero este verano se me está haciendo muy largo. Un verano sin monte, y más que nada porque había un plan que me apetecía de verdad, y un verano sin otras cosas, como mis sagradas playas cántabras, por diversas razones que ahora no vienen al caso. Lo cierto es que este verano me está resultando más largo que un día sin pan... Y eso que no me gusta especialmente el pan, ajajajaja...... Un verano en el que apenas he podido desintoxicarme... y gracias a que el trabajo no me suele intoxicar demasiado... Un verano en el que no he cargado ni un gramo de energía extra en mis baterías, una energía que espero no añorar demasiado porque, también por razones que no vienen al caso, el otoño podría presentarse espesito.

El caso es que me encuentro en una situación extraña: estoy harto de mis vacaciones, porque no estoy haciendo con ellas nada más que “descansar” sin necesitarlo especialmente, pero tampoco tengo ganas de volver al trabajo porque no me apetece gran cosa volver a ello..... Y que conste que no me quejo, que tengo trabajo y eso es una bendición en los tiempos que corren..... En definitiva, que no tengo ganas ni de alargar mis vacaciones ni de que se me acaben..... complicado..... 

Ya, ya lo sé, me quejo de vicio. También trato de ser consciente de ello. Hace unos pocos años, una persona de mi entorno más inmediato pasó un verano infernal, así como los meses que siguieron, y de rebote todos los que la queremos... Unas circunstancias que iban mucho más allá de una lesión, leve o grave, y apuntaban directamente al tenue y maravilloso hilo que nos une con la vida; unas circunstancias que han requerido mucho tiempo antes de empezar a verse que no amenazaban ese hilo... Y volviendo al variopinto y extenso mundo de las lesiones, todos conocemos a personas que han pasado auténticos calvarios de meses y meses y meses, de años incluso, batallando por su total recuperación. Lo sé, me quejo de vicio. Supongo que me desahogo un poco, en la confianza de que pronto podré volver a triscar de nuevo como un rebequito o una vaquita...

Me han dicho algunos, y yo lo he reflexionado por mi cuenta, que este verano extraño era una oportunidad para romper rutinas, tan perniciosas... Es verdad, tengo tantas rutinas y sería tan bueno desligarse de algunas... Jajaja, hace mucho tiempo que parcelo mi tiempo de manera que los hitos a considerar son las excursiones que voy haciendo por el monte, con una regularidad aproximada de una al mes. Pienso en mi pasado y lo estructuro de forma automática e involuntaria en tramos entre excursión y excursión... Y planifico mi futuro más o menos inmediato siempre con la vista puesta en la próxima actividad... No pienso en semanas o meses, sino en excursiones... No sé si es muy sano... Cuando a finales de julio le pregunté al traumatólogo que para cuándo algo de monte en serio, me contestó casi con una parábola: por qué tanta prisa, si los profesionales que cobran haciendo deporte, y mucho, no la tienen... ni que te ganaras la vida con ello... En aquel momento no me sentó bien la observación, y de hecho toda aquella visita fue un poco tensa, por ésta y por otras cuestiones... Pero luego en casa rebobiné el momento y acabé riéndome. 

Tal vez el problema sea la importancia que le he acabado dando al monte en mis quehaceres... O la escasa importancia que le he acabado dando a otras cosas... Tal vez este parón sirva o haya servido para sacar a flote, para “poner en valor” (que se dice ahora por influencia francesa) otras facetas, otras actividades, otras sensaciones... Pero no estoy seguro en absoluto de que haya servido para esto. A veces me parece que sí, pero otras muchas veces me parece que ni de lejos... Podría llegar a la conclusión de que el auténtico problema no está en mi tobillo, sino en mi cabeza... Y de que los vacíos que me aterran no están en los días en que he querido salir al monte y al final no lo he hecho, sino en todos los demás... 

... En fin, siempre hay que saber encontrar algo apetecible que llevarse a la boca...

�lbums de Fotos relacionados:

• Tusse de Remune
• Paseos por el Alt Bergueda

3 Comentarios

Enviado por Fern el Friday 7 de September de 2012

�¡Ánimo que ya falta poco para que se acabe este veranito! Y ya verás como dentro de poco estás dando guerra por las montañas otra vez.�

Enviado por Antares el Monday 10 de September de 2012

�Vaya, Gerardo, siento lo del esguince y que estés en el dique seco. Estas cosas acaban pasando al que no para de triscar por el monte :) Pero seguro que, aunque ahora veas el panorama un poco oscuro, cuando te quieras dar cuenta tienes el tobillo en plena forma que hasta el mismísimo Hermes lo querría para sí jejeje y pronto estarás dejando otra vez tus huellas por las montañas.Un abrazo y a recuperarse!�

Enviado por Gerardo el Tuesday 11 de September de 2012

�Gracias, Fern y Antares, por vuestros deseos. Efectivamente, supongo que estoy ya en la recta final de todo este asunto.... Y como he dicho en el texto, quizás me queje de vicio..... Es que me apetecía escribir un poquito..... Abrazos, chicos.�