Ostras, se acaba marzo y no he colgado nada... salvo alguna foto, las del precioso corredor Gigoló, en Cambra d’Ase. Pero ya sabéis que me gusta colgar algún texto, alguna cosilla de ésas que me salen... Voy a tirar de “fondo bibliográfico”, si me permitís, y os voy a colgar un poema que escribí hace casi veinte años, que se dicen pronto. A mí me gustó cuando lo escribí, y me sigue gustando. Espero que también os guste a vosotros. Se llama
La exploración.
I
“Poder comer el tiempo a dentelladas,
a bocados preñados de furia y de desprecio.
Subir y bajar del promontorio blanco,
como antaño, como el aire sin cuerpo,
como un ascensor sin cable y contrapeso.
Un promontorio que es mirador y abismo
hacia afuera y adentro, a la manera
de un lugar mágico vislumbrador del Mundo
y de mi entraña.
Concretar una idea, escarbar poseído
el poso anquilosado de mi pensamiento,
hace ya tanto tiempo parado y anodino.
Dejar que el aire me tome amablemente
y, en mi interior, restañe mis carencias.
Llegar hasta Kashmir, paraíso innombrable,
como quien llega despacio a su casa o su mundo.
Kashmir ha sido siempre el símbolo profundo
del esfuerzo tenaz por alcanzar el cielo.
Todo periplo, sendero o travesía
a través de la Realidad y sus conjuntos
es un anhelo intenso por llegar hasta Kashmir
Llegar hasta Kashmir, paraíso imposible,
sin visitar las regiones infernales,
sin pasar por el trance de mirar unos rostros
que claman esperanza entre restos de vida.
Llegar hasta Kashmir, paraíso perdido,
nomás utilizando la brújula infalible
del deseo hecho norte, antorcha y referencia.
Sin más mapa que la carta, jamás representada,
de mi topografía interna más recóndita.
Devorar lo que falta, tan ingrato,
hasta la extenuación feliz y el desvarío.
II
Tengo el anhelo hondo de convertirme en luz,
pero la oscuridad consustancial a mi cuerpo lo impide.
Tengo el hambre ancestral de volar como el aire,
pero la gravidez insufrible de mi cuerpo lo impide.
Se me pide pureza, integridad, dulzura,
pero mi condición humana determina otra cosa.
Quiero ser montañero de altura por las tierras de Kashmir,
quiero ser guerrillero sin armas en los altos del Khyber,
quiero ser pastor sin aprietos a los pies del Valnera,
quiero ser borda tibia debajo del Perdido.
Quiero ser piedra y hielo, polvo y entendimiento
suprahumano y sencillo, quizás esa potencia
que dicen que del Caos extrajo el Universo.”
27 de octubre de 1995