Thursday 22 de October de 2015, 11:46:01

Sólo cuatro textos en mi cuaderno durante todo lo que llevamos de 2015, uno, dos, tres, cuatro… Debo estar un poco “seco”, y voy a intentar ponerle remedio, aunque sea improvisando un poquito, aunque no tenga nada concreto que contar… O sí… Uno, dos, tres, cuatro… uno, dos, tres, cuatro…

- Uno, dos, tres cuatro, círculo… uno, dos, tres, cuatro, círculo… uno, dos, tres, cuatro, círculo…

La radiante mañana de otoño va desplegándose con indolencia, segura de sí misma, de su victoria total en esta atmósfera casi detenida, casi cálida. El Pirineo se estira perezoso en todas direcciones, mimoso como un inmenso gatito acariciado por mil manos solícitas…

- Uno, dos, tres, cuatro, círculo…

Deambula por la cima despacio, trazando una vaga curva en torno al mojón, con la mirada perdida a ratos en lontananza, a ratos en la punta de sus botas polvorientas. Y habla consigo mismo…

- Uno, dos, tres, cuatro, círculo…

- ¿Qué estás haciendo? – pregunta por fin uno que ha llegado hace un rato y viene observando el ceremonial con expresión confusa.

- Uno, dos, tres, cuatro, círculo…

No ceja en su lento y algo vacilante recorrido circular, y no responde. Quien le ha interpelado le sigue observando, y piensa que lo de “círculo”, al menos, parece tener cierto sentido…

- Vale, veo que al menos vas dando vueltas… - murmura.

- Uno, dos, tres, cuatro, círculo…

De pronto se detiene y mira fijamente a los ojos del recién llegado…

- Uno, dos, tres, cuatro… Una secuencia infinita de puntos distribuidos en una curva constante acaba siendo un círculo… - Su interlocutor se lo mira con una tenue sonrisa y un ligero asentimiento con la cabeza. – Un círculo, todos los círculos, el círculo… - Y continúa con su actividad y su salmodia. - Uno, dos, tres, cuatro, círculo… uno, dos, tres, cuatro, círculo…

- ¿Y por qué sólo cuentas hasta cuatro? – pregunta después de unos instantes el recién llegado.

- Porque no puedo nombrarlos todos, evidentemente… Cuatro, cuatro puntos, cuatro lados, cuatro ángulos rectos, cuatro puntos cardinales… Un proyecto de círculo… No hay más que ir añadiendo, y añadiendo, y añadiendo siguiendo la curvatura…

- Vale, vale, la célebre e imposible cuadratura del círculo, ¿no?

- No sé – responde con expresión de inocencia sorprendida, casi angustiado -, no sé…

Mientras, el sol ha recorrido una pequeña, casi  tierna y entrañable porción de su arco celeste. Pero todo lo demás permanece, la quietud de la brisa, el aire atemperado de un espléndido día de octubre, el sugerente panorama que se ofrece generoso a todas las contemplaciones, casi con un involuntario y delicioso exhibicionismo…

- Ya, ya lo sé, está muy manido, pero es así: círculo, fin y principio… También el sol lo recorre – dice al fin el “oficiante”, y acto seguido detiene su deambular lento en torno al mojón y levanta la vista al cielo.

- Pues sí, ya que lo dices, es verdad: está un poco manido esto del círculo fin y principio, alfa y omega, eterno retorno… Es previsible – le dice su interlocutor.

- Ya, pero rige, es lo que rige… Esta cima es un círculo, el horizonte es un círculo, conformado por los puntos cardinales lanzados desde aquí como el perímetro de un compás… El cielo sobre nuestras cabezas es un círculo, nuestras vidas son un círculo… 

Y baja la vista y durante un rato se queda detenido mirando el suelo pedregoso de la cima, con una expresión extraña, al principio extraviada y luego más serena. Poco a poco levanta la mirada hasta su interlocutor.

– Vale, quieres algo imprevisible, algo que te obligue a explorar nuevos territorios, vale… No tienes suficiente con los arcanos de la montaña, tonto… - Se pasa la lengua por los labios resecos y añade – Pajaritos num num, túrbula, juncá, remember our names, chuso, hipóstila, moma, timo, follow your line, paineskira, paineskira, paineskira, pendiente, calatrava, farlopa, túnel… Venga, reflexiona sobre esto lo que te plazca, pero ya te advierto que sales perdiendo con el cambio…

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