Tuesday 29 de November de 2016, 18:53:50

En el Bisiberri el 2009.

Pues sí, este pasado jueves 24 de noviembre se han cumplido seis meses desde que Mel interrumpió su danza, su baile aquí, quizás para reanudarlo de alguna manera en otro lugar o en otro tiempo, no lo sé… Como ya sabéis, ha sido siempre una perrita excursionista y montañera, casi desde el principio hasta casi el final. Y sus actividades han quedado registradas y documentadas, como las mías.

He extraído de mi base de datos las actividades pirenaicas en las que me ha acompañado, e intentaré trasladarlas aquí, aunque sea sintéticamente. Curiosamente no son tantas como podría parecer, yo he sido el primer sorprendido… Pero hay razones que lo explican, desde luego. La adoptamos en junio de 2003, con sólo tres meses, y obviamente le faltaba “hacerse” tanto a nivel físico como psicológico y de comportamiento, claro está. Aquel verano me limité a empezar a sacarla por el Montseny, para que se habituara a acompañarme y a hacerme caso en la medida de lo posible, y esas salidas se redoblaron a partir del otoño. Pero como era bastante friolera, y más siendo tan jovencita, no la saqué al Pirineo hasta casi el verano siguiente, el del 2004. En junio se pegó su primera travesía del Circ D’Ulldeter y empalmó enseguida con su primera ascensión por la zona de Les Bulloses, su primer Peric. En septiembre volvimos a Ulldeter, pero alargándonos hasta más allá del Infern. Y en noviembre hizo su primer Puigmal, una actividad dura por la sensación térmica de una tramontana implacable y gélida: tuve que darle friegas en la cima porque casi se me estaba quedando “pajarito”… Lo solventé estando allí poco rato y bajando deprisa, pero vi claramente que no podía someterla a según qué cosas… Por eso nunca me planteé llevarla conmigo a las actividades pirenaicas invernales, y es el motivo de que en la tabla no aparezcan excursiones más que en torno al verano; también pienso que si la hubiera acostumbrado desde el principio al frío… en fin... Aunque eso sí, durante todo el año, y de forma casi semanal, se iba conmigo a la zona del Montseny-Matagalls, algo que hemos mantenido todos estos años hasta el final… No tengo fotos digitales de esta temporada 2004, hasta enero del 2005 no tuve una cámara digital...

El 2005 fue el año de su estreno tresmilero, con la Robiñera de mayo, tras dormir en tienda en Petramula y con un recorrido no muy abundante de nieve; y el Mulleres de julio, durmiendo en tienda junto al refu libre y donde tuve que pasarla en brazos en el punto crítico bajo el collado, porque ella no daba abasto: la recuerdo en la subida, copados por la niebla, detenida y gimiendo por debajo del lugar más escarpado porque no podía grimpar hasta mi posición, hasta que bajé a por ella y se la pasé a Pep. Pero donde mejor lo pasaba era en las rutas sencillas donde poder correr como un galguito desbocado, que era lo que solía hacer en aquellos tiempos, lo que le tocaba hacer a una podenquita de dos añitos y medio… Y así fue en las excursiones de la Tossa Plana de junio, en el Circ d’Ulldeter de agosto, y en la travesía por el Circ d’Engorgs de septiembre.

Robiñera.

Muga.

Mulleres.

Bacivers.

Engorgs.

El 2006 fue el año de su primer Carlit, desde Les Bulloses en junio, y de su tercer tresmil, el Sotllo de julio, ascendido desde Broate, con pernocta en el refugio libre y también un pequeño paso de brazos en la arista norte del pico. Y es que claro, su agilidad, ligereza y potencia muscular tenían ciertos límites, porque aunque era capaz de saltar sin carrerilla, limpiamente, como un muelle, del suelo al mármol de la cocina y quedarse ahí a cuatro patas para arrambar comida, le faltaban los órganos prensiles que son los que nos permiten a los primates agarrarnos a las presas que ofrece el terreno vertical para progresar por él. De hecho siempre intenté evitarle este tipo de “berenjenales”… El resto de actividades fueron en esta línea, con la repetición de la travesía en el Circ d’Ulldeter, con más o menos variaciones y que ya se estaba convirtiendo en un clásico estival con ella, o el Pedra por la normal de la Enforcadura, o su primera visita al entorno del Balandrau, un paraíso de pastos de montaña donde un perro de sus características, una auténtica flecha dorada, podía retozar a placer.

Carlit.

Sotllo.

Ulldeter-Gra de Fajol Gran.

Pedraforca.

Balandrau.

Un año sin tresmiles para ella este 2007, algo que a ella le importaba bastante poco, desde luego… Veo que la actividad pirenaica con ella empezó tarde, y supongo que fue a causa de mi propia actividad montañera: Mulhacén en junio, y dos salidas alpinas en verano, el Cástor y el Gran Paradiso, lugares a los que obviamente no me la iba a llevar. Y es más, la primera actividad reseñada ni siquiera es pirenaica, sino un suave y precioso paseo de altura en los montes pasiegos de Cantabria, una tarde de nube, viento y sol; una excursión equivalente a las rutillas semanales que nos marcábamos (y aún me marco) en la zona del Montseny, y de las que no guardo ningún registro. Luego vinieron actividades por las altas montañas herbosas del Ripollès, con una primera incursión hasta el Costabona o el Pastuira; quizás algunos de los mejores terrenos para ella. En esta excursión hasta el Pastuira ascendiendo por la Coma de l’Orri, una ruta larga y desnivelada que culminamos en el Fajol Gran, es donde fue acosada por dos enormes percherones, suceso que me inspiró para “El valle de los caballos canófagos” ( http://gerardo.madteam.net/posts/2009-03/el-valle-de-los-caballos-canofagos./ ). Se dedicaba a perseguir a todo bicho viviente, y ya se sabe que donde las dan las toman…

Pico de La Miel.

Costabona.

Pastuira y Gra de Fajol.

Bien, veo que en el 2008 repitió el Puigpedrós, y en un momento tan temprano como marzo: lo recuerdo, unos días casi de primavera con muy poca nieve en la Cerdanya y temperaturas nada habituales… También repitió el Peric en septiembre, pero esta vez enfilándose como una cabrita por la sencilla arista sur del pico. Y en octubre nos dedicamos ya por segunda vez a los altos pastos inclinados del entorno del Balandrau. Pero quizás la estrella fue este Bisiberri Sur de agosto, que no consta entre los cuatro tresmiles de su currículum porque no lo culminamos: dormimos en tienda en la Vall de Bisiberri, donde sostuvimos un auténtico rodeo con las vacas ( http://gerardo.madteam.net/posts/2010-02/rodeo/ ), y al día siguiente un nevero petrificado e inevitable nos sorprendió sin crampones bajo el Coll d’Avellers, a menos de 200 metros de desnivel de la cima, en fin… Veo también que no hubo más Pirineo para ella hasta agosto, pienso que quizás porque en julio volví a los Alpes, a la zona del Monte Rosa, y antes suele haber demasiada nieve todavía en alta montaña y no quería darle demasiada caña con ella, mi podenquita de “secarral”…

Puigpedrós.

Bisiberri Sur.

Peric.

Pastuira.

En el 2009 sí, acabó subiendo al Bisiberri Sur, su cuarto y último tresmil, pero desde el sur, por la Vall Gèmena, también con pernocta en tienda, una ruta que elegí quizás por conjurar los riesgos de neveros imprevistos... Aunque la escollera de granito no nos la quitaba nadie, un terreno duro para un perro y sobre todo para las almohadillas de sus “pies”: acabó con una rota y no dejó de cojear ligeramente el resto del mes de agosto, hasta que se le repuso de forma natural. Aunque eso no impidió dos excursiones en Cantabria que están reseñadas: la Porracolina, un paraíso de pastos muy desnivelados, y el Coriscao, uno de los centinelas meridionales de los Picos de Europa, también suave y herboso en general. En septiembre la llevé a lugares hasta entonces no habituales para ella, como su primera incursión andorrana en el Font Blanca, o la primera aranesa en el Maubermé de octubre, una excursión larga en la que hacía frío ya, y sobre todo en la pernocta en la cabaña libre de Calhaus. Luego cayeron su segundo Carlit por Les Bulloses, también térmicamente muy fresco y con pernocta en el refugio libre del CAF, y el Comabona, de nuevo terreno pastoral ideal para ella.

Bisiberri Sur.

Porracolina.

Coriscao.

Font Blanca.

Maubermé.

Carlit.

Comabona.

Veo que su Pirineo del 2010 se inauguró en junio con el Costa Cabirolera, en el Cadí, atacado también desde el sur como el Comabona que cerró el año anterior, un buen terreno para ella. No fue un año de gran intensidad montañera, porque siguieron dos excursiones de media montaña, preciosas pero no muy duras, en Arán y en Cantabria, y se cerró con una de las clásicas travesías por el Circ de Ulldeter, aunque en pleno otoño y con bastante nieve arriba. Bueno, ya tenía más de siete años, y aunque estaba en una forma estupenda, ya no era exactamente una perrita jovencita completamente sobrada de energías…

Costa Cabirolera.

Montcorbison.

Mortillano.

Ulldeter.

Veréis a partir de este 2011 que las campañas pirenaicas de Mel no son ya de gran intensidad, quizás porque yo prefería priorizar definitvamente para ella los recorridos menos pedregosos, aunque a veces tuvieran su intensidad física, como los Torreneules de septiembre que atacamos desde Queralbs y pernoctando en la parte libre del refugio Manelic. Pero eso no quiere decir que estuviera parando, porque seguía tirando por el Montseny semanalmente, y con algunas excursiones al precioso entorno del Puigsacalm. Salvo las actividades de media montaña en Cantabria, como el Pico de la Miel y el Valnera de este 2011, no está consignada en estas tablas toda la media montaña de estos años, centenares y centenares de salidas a razón aproximada de tres o cuatro al mes, cada fin de semana salvo los que yo me iba al Piri y no la llevaba conmigo. Se despidió del Piri aquel año 2011, ya con ocho añitos, con la larga vuelta que dimos por la Serra d’Ensija a finales de octubre, un terreno también ideal para un perrito corredor como ella…

Castro Valnera.

Torreneules.

En el estany de Bacivers.

El 2012 inauguramos el Piri Mel y yo juntos en mayo, con esta pequeña vuelta por el entorno de un Bastiments aún bastante nevado. Esta nieve de primavera, con un aire ya atemperándose y una nieve menos fría que la polvo invernal, era la ideal para que ella disfrutara de las montañas blancas. En pleno verano me vino el parón por mi esguince de tobillo, y las actividades con ella se redujeron un poco, inevitablemente. Pero aparte del suave paseo del Puigllançada de finales de agosto, me la llevé al Puigpedrós, su tercer Puigpedrós y mi toma de contacto con monte un poco en serio desde julio, y rematamos volviendo al entorno del Costabona, pero esta vez inaugurando el ascenso más breve desde la Collada Fonda.

Bastiments.

Puigpedrós.

Costabona.

La verdad es que mis actividades con ella en el Pirineo en el 2013 no fueron demasiadas… Aunque tuvieron su plus de novedad y lejanía, como el Tristaina de julio (su segunda cima andorrana), o su tercer Peric, la segunda vez por su lomo-arista sur, por el que esta vez pasó con menos soltura que la primera del 2008 y tuve que ir más pendiente de ella: claro, para un perro la diferencia entre tener cinco o diez años es brutal… Además, su rendimiento dejó de ser óptimo en otoño, una época en que acostumbraba a sacarla por el Piri antes de las primeras nevadas. Y el motivo estaba allí, agazapado en su cuerpo…

Tristaina.

Peric.

Bastiments.

Efectivamente, en enero de este 2014 le diagnosticaron leucemia leucocítica, una proliferación brutal de leucocitos (glóbulos blancos) en sangre que la estaba consumiendo… Pasó una quimio de tres semanas en invierno y otra igual en primavera que la dejó casi como nueva, y así se ve en las actividades pirenaicas del verano, que no desmerecieron apenas las de los años inmediatamente anteriores. Nos convertimos en asiduos del veterinario, con estrictos controles mensuales, pero progresó muy bien, y naturalmente me la seguí llevando al Montseny cada semana. Necesitó una tercera quimio a finales de año, pero la superó con nota, mi perrina de amor… Según los veterinarios que la atendían, su excelente condición física la estaba ayudando muchísimo en todo el proceso… Y es que once años ya no son pocos para un perro de tamaño mediano como ella, que en sus buenos momentos estaba en 16 o 17 kilos… Evidentemente ya no corría como antaño, sino que más bien se movía al paso, cerca de mí, pero sin cejar un momento. Este contraste se acentuó además porque en este 2014 se incorporó a las salidas montañeras Otto, el perro de mi hija, un mestizo de american stanford y seter con una condición física descomunal, y con sólo año y medio: claro, su despliegue físico sobre el terreno hacía palidecer el ritmo constante pero suave de Mel, convaleciente de su enfermedad y ya con once años y medio… Y bueno, volvimos al Circ d’Ulldeter, al Puigmal, su último Puigmal, y al Pastuira.

Bastiments.

Puigmal.

En el 2015 Mel estaba técnicamente curada de su leucemia, no necesitó más tratamientos y fue un periodo plácido para ella, aunque evidentemente pasábamos por un control veterinario mensual y con doce años no se le podía exigir ya un rendimiento infatigable. Es un año de excursiones por terreno suave y herboso, su terreno favorito aunque ya no lo surcara a la carrera como años atrás. No hizo cosas de gran enjundia montañera, pero a ella le daba igual y yo trataba de no darle demasiada caña… Además, para mí cada minuto con ella pateando montaña era un verdadero regalo, porque pese a los buenos resultados médicos sabía que cada vez quedaba menos: su rendimiento disminuía poco a poco y estaba adelgazando… Después del Taga más que relajado de agosto, pasamos de nuevo por el Costabona y el Roca Colom, y acabamos volviendo en el filo se septiembre a los pastos del sector de Balandrau y Fontlletera, una paraíso pastoral ideal para ella y que adoraba. No volvió a salir al Pirineo, ese Fontlletera fue su última cima pirenaica, aunque estuvo muy activa en aquella excursión, arrastró y royó enormes huesos, oteó isards y buitres, y a su ritmo no paró casi un momento. Pero en otoño tuvo un pequeño bajón, con una crisis de apetito que se superó casi sola, pero que ya me decidió a no sacarla más que por el Montseny, a la espera de la próxima temporada y de mejores momentos…

Taga.

Costabona-Roca Colom.

Balandrau-Fontlletera.

En fin, este pasado marzo de 2016, con trece años recién cumplidos, volvió a tener otra crisis de apetito, un bajón notable de fuerzas y un nuevo adelgazamiento. Pruebas más exhaustivas que los habituales análisis de control de la leucemia, que salieron bien, revelaron procesos tumorales en el hígado y el bazo: abrir, biopsiar para ver qué hay, perspectivas muy inciertas con su historial médico, un postoperatorio muy duro a su edad… Decidí dejar que las cosas siguieran su curso natural y no someterla a tratamientos invasivos de ningún tipo… En abril siguió acompañándome al Montseny, y aún casi hasta mediados de mayo… Pero iba perdiendo peso y fuerzas paulatinamente, y se desmoronó muy deprisa, en unos pocos días. El martes 24 de mayo de este 2016 todo acabó… O no... Espérame donde estés, mi perrina de amor, que nos queda todavía mucho monte por recorrer juntos, siempre juntos hasta el fin de los tiempos…

PD.- Bueno, ya he dicho que no hay detalles de las actividades de Mel en media montaña, generalmente en Montseny-Matagalls. Son absolutamente innumerables, y han dejado cientos y cientos de fotos. Un día os colgaré algunas de ellas, ¿por qué no? Por otra parte, ya para los amantes de las estadísticas, os dejo algunos datos. Aparte de sus cuatro tresmiles a los que subió solamente una vez (Robiñera, Mulleres, Sotllo y Bisiberri sur), y sin ser exhaustivo, subió ocho veces al Bastiments, seis veces al Pic de la Dona, cuatro veces al Fontlletera, tres veces al Pastuira, tres veces al Balandrau, tres veces al Bacivers, tres veces al Peric, tres veces al Roca Colom y al Costabona, tres veces al Puigmal, tres veces al Puigpedrós, dos veces al Carlit, dos vecs al Gra de Fajol Gran, una vez a la Tossa Plana de Lles y al Pic de la Muga, una vez al Font Blanca, una vez al Maubermé, una vez al Tristaina, una vez al Calm Colomer, una vez al Infern y al Freser y los Pics de la Vaca, una vez al Pedraforca, una vez al Comabona y al Costa Cabirolera, y una vez a la Serra d’Ensija y sus cimas, aparte de cimas cantábricas como el Coriscao, el Castro Valnera, la Porracolina, la Porra de Mortillano o el Pico de La Miel.