Thursday 24 de March de 2011, 08:59:43

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A finales de enero estuvimos en las termas de LLo, en la Cerdanya francesa, pasando una deliciosa jornada de contrastes. La méteo era muy fresca, invernal, y básicamente nublada, con una nube densa que barría el fondo de la Cerdanya casi tocándola, pero de repentinos y aislados ramalazos de un sol límpido, casi irreal.

Había nevado hacía muy pocos días y la nieve estaba por todas partes… Esto me estimulaba especialmente: la sensación, para mí aún desconocida, de combinar la calidez del agua termal con la frialdad del aire exterior y la gelidez de la nieve allí mismo, a tocar en el borde de la piscina. Y el placer de salir del agua y revolcarme prácticamente desnudo en la nieve, aguantando allí un ratito pequeño hasta sentirme aterido, para volver deprisa al agua y, dentro de ella por fin guarecido, ir notando el cosquilleo intensísimo de la reactivación de la sangre bajo la piel…. una sensación física impresionante, tal vez una manera de experimentar en la medida de lo posible cosas no experimentables, como la resurrección…

Fueron los romanos, gente poderosa, ingeniosa y sofisticada, los que “pusieron en valor” (que se diría ahora, tirando de galicismo…) las termas pirenaicas. Caldes de Boi, Aix les Thermes, Bagneres de Luchon, Baños de Panticosa, LLo… Los ejemplos son muchos… Ah, los romanos… Gente que exportó la civilidad por doquier, generalmente a golpe de gladio, pero civilidad al fin y al cabo por lo que también suponía de avance respecto a lo anterior. Ambiciosos, poderosos, agresivos, con recursos, y por todo ello también capaces de descubrir y disfrutar de ciertos placeres terrenales que no estaban al alcance de los pueblos sometidos, desde luego más primitivos y preocupados más por comer y sobrevivir que por otra cosa… Exportaron su gusto por las aguas termales y los baños, que en la metrópoli tienen su manifestación más clara en las ruinosas pero todavía impresionantes Termas de Caracalla.

Pensando en todo esto, y con inevitable visión de historiador, se comprende que en el fondo hemos cambiado muy poco… La potencia expansiva y predadora, que necesita recursos para prosperar y los obtiene por las buenas o por las malas… Los que reciben el impacto, que están en sus cosas más o menos hasta el encuentro con el rodillo conquistador… Ese equilibrio tan difícil y discutible en la nueva relación creada, el balance entre lo obtenido y lo perdido, qué es civilización y qué barbarie… La amalgama generada, en la que se mezclan la violencia, el dominio, la explotación, la paz impuesta, pero también la aportación de una serie de principios cívicos y culturales, y un innegable desarrollo de las condiciones generales de vida, al menos para los que no resisten de manera numantina y bajan la cabeza… Un desarrollo tal vez insostenible a largo plazo… Paz (la célebre “pax romana”), derecho, orden, calidad de vida e incluso lujo, al menos para algunos… En fin, todo ello constantes de la historia humana, tanto que siguen ocupando a diario las páginas de los periódicos…

Bien, nos guste o no somos ciudadanos del Imperio, para lo bueno y para lo malo, para las coincidencias y las discrepancias, en su grandeza y en sus miserias, en la paz y en la guerra, en la abundancia y en la escasez… De buen grado o por la fuerza. Nadie nos ha pedido permiso, desde luego. ¿Pero acaso se nos pide alguna vez permiso? Pues somos ciudadanos del Imperio. Y por ello disfrutamos de sus logros... Mientras me deleito en esta especie de celestial Laguna Estigia, que no es el preámbulo de sombríos mundos subterráneos sino un presente perturbadoramente placentero, el burbujeo cálido y vaporoso de las surgencias termales me adormece con un suave sopor, como una nana...

... que tal vez silencia el precio de tanto confort, de poder pagarlo y de poder acceder hasta él cómo y cuándo quiero en mi carro tirado por innumerables e invisibles caballos, apacentados con extraordinarios líquidos de fragancias exóticas... No sé, tanto el emperador como los prefectos y gobernadores provinciales nunca hablan en realidad de estas cosas, hacen extraños discursos sobre cosas extrañas, no parecen saber hacer otra cosa... Y eso sí, desmienten con vehemencia a los díscolos, a los enemigos del Imperio y de todo lo que representa y nos aporta. Descalifican y persiguen a quienes denuncian el coste por gozar de la “civilitas”, descastados y traidores que lo consideran un coste desmesurado e inmoral, dicen que cotizado en sangre más allá del “limes” del Imperio, y en miseria y explotación para muchos del lado de acá de las fronteras... Todo es extraño, pero esta sensación burbujeante... ummm... no tiene precio.

Aquí estoy gozando de las termas, de su tranquilidad relajada, de la “pax” imperial. Al fin y al cabo soy ciudadano del Imperio y dispongo por el momento de los sextercios suficientes para pagar el servicio. Sí, soy consciente de que mi apariencia no es exactamente romana, siempre tan pulidos ellos, rasurados y con cabellos cortos, un punto repelentes para mi gusto… Pero es que no he dicho que sea romano, sino ciudadano del Imperio… Por mi sangre podría ser un celta romanizado, aunque sé muy bien que estos bárbaros advenedizos se preocupan mucho por parecer más romanos que los mismísimos senadores de Roma... No, en realidad prefiero ser un griego, un “aqueo de larga cabellera” integrado en la cultura y los placeres romanos, como Polibio, Plutarco o Estrabón, y siempre orgulloso de mi bagaje histórico y cultural, faltaría más: soy como soy y no renuncio a ello… Total, estos ingenieros-soldados que ahora dominan el mundo han llegado hasta donde han llegado bebiendo de nuestras ubres, de las que manaba la primera conciencia de libertad y ciudadanía de Occidente... Sí, me gusta tanto polemizar, argumentar y disentir como a cualquiera de mis compatriotas, un vicio a veces peligroso que arrastramos desde los tiempos de nuestras ágoras... Tal vez seamos ciudadanos incómodos desde la perspectiva del rígido patriciado romano que dirige el Imperio, tan pagado de sí mismo y siempre reacio a cualquier disensión... Pero al fin y al cabo también hablo latín y soy ciudadano del Imperio, al que sirvo y pago mis impuestos… Y además este cosquilleo.... um, este cosquilleo... Ah, qué delicia...

7 Comentarios

Enviado por Ram el Thursday 24 de March de 2011

�Jajaaajaaa, pues no estoy de acuerdo, si que aparentas un general del cesar, reposando tras alguna conquista en la galia...�

Enviado por Gerardo el Thursday 24 de March de 2011

�qué va, qué va, nadie con esta pelambrera hubiera podido servir en la legión romana, i ara..... aunque para conquistar a alguna gala tal vez sí serviría, ajajaja....�

Enviado por Hacha el Thursday 24 de March de 2011

�Puessssss... con esa barba, esa melena y ese ambiente romano me recuerdas a cierto personaje bíblico que solo duró 33 años... jajaja, no te lo tomes a mal que es broma eh!�

Enviado por Gerardo el Thursday 24 de March de 2011

�qué me lo voy a tomar a mal, Hacha, si era un individuo fascinante.... por cierto, también ciudadano del Imperio pero tampoco romano....supongo que por eso iba también desgreñado....�

Enviado por Jaime el Saturday 9 de April de 2011

�A mi me recuerda una escena de "Torrente 2",estando el protagonista en 1 piscina mientras una profesional hace su trabajo submarino.Por cierto felicidades x la consecucion de la liga de futbol,que ya la teneis ganada.Enhorabuena al mejor equipo,al Futbol Club Barcelona.�

Enviado por Gerardo el Saturday 9 de April de 2011

�Joder, Jaime, tú y tu Torrente......jajajaja...... gracias por lo del Barça, aunque tendremos que vernos demasiado seguido las caras y eso me escama un poco, porque se trata de ganar también la Copa y la Champions...... Un abrazo.�

Enviado por Jaime el Wednesday 13 de April de 2011

�Ademas,por razones extradeportivas(lease x haber tenido una novia,ahora ex,que cuando ya no salia conmigo me dijo que era del madrid)soy Anti-madridista,por supuesto del Real Racing Club de Santander y un poco,cada dia mas,del mejor Equipo del mundo,que es y creo que sera siempre el Futbol Club Barcelona,creetelo es cierto y lo vais a ganar todo.�