Wednesday 31 de October de 2012, 17:57:23

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Quizás recordaréis que a finales de julio colgué un post llamado "700" donde pedía un pequeño empujoncito final a mis lectores y seguidores para que este blog alcanzara por primera vez las 700 visitas mensuales. No sé, me hacía ilusión... Tal vez tonterías, lo sé... Y acabé pasando con cierta holgura de ese límite, y me alegró mucho. Os lo agradezco. Os puse una especie de artículo "trampa" para que entrarais en él, un texto que no tenía gran contenido ni una finalidad distinta que la que ya confesé entonces. Recuerdo  haber alegado muy poco en mi favor más que mi simple capricho y gusto por alcanzar esa cifra... Os hablé de lo bien que les hubiera venido a los 300 espartanos que combatieron en las Termópilas a las órdenes del rey Leónidas el haber dispuesto de algún centenar más de hoplitas... no sé, tebanos, tesalios y demás griegos...

Bien, la situación ahora es ligeramente distinta, aunque también va de números y recuentos: nunca pensé que mi blog acabaría siendo una especie de manifestación, cuyos cálculos de asistencia son lo más parecido al chocolate del loro, el cuento de la lechera o el coño de la Bernarda... Lo cierto es que este mes de octubre que ya acaba ha deparado una situación chocante en el recuento de visitas a mi blog. Y es que estoy rozando las 4.000, una cifra brutal que no hubiera imaginado nunca. Supone un incremento del chorrocientos por ciento, un incremento tremendo que ojalá sólo se diera en estas tonterías y no en las listas de los parados, de los deshauciados por los bancos o de los alcanzados por la pobreza galopante.

No voy a cometer la simpleza de creerme del todo esta cifra; haré como los políticos, relativizarla. Para mí es evidente que alguna especie de artefacto cibernético ha disparado automáticamente las visitas a mi blog, quizás con fines rastreadores, de "spam", de pirateo o de vete a saber qué... Me consta que a veces esto pasa en los blogs y las webs, y que existen programas que se dedican a estos rastreos, especies de sondas dignas de la mejor película de ciencia ficción. No le encuentro mucha más explicación, como no sea que el Mundo ha descubierto de pronto mi talento y está dispuesto a ofrecerme el Nobel de Literatura por mis textos, el Pulitzer por mis fotos y el Piolet de Oro por mis actividades montañeras... Algún amigo bienintencionado me ha dicho que es que escribo muy bien.... Agradezco el cumplido y la intención, pero sé que si los que escriben muy bien volaran, taparían el sol, como las flechas de los arqueros de Jerjes, Rey de Reyes.... La verdad es que enfocado desde un punto de vista puramente táctico, no sé si 4.000 hoplitas hubieran hecho gran cosa en las Termópilas, una estrecha franja de terreno entre las pendientes abruptas de la montaña y el mar Egeo, allá en los confines entre Beocia y Tesalia. Estuve una vez hace casi treinta años, y lo recuerdo como una franja costera francamente estrecha: hace 2.500 años lo era mucho más, sin duda, y me cuesta imaginar a Leónidas dando órdenes a ese gentío, que ni siquiera hubiera tenido terreno para esperar a pie firme, con el escudo embrazado y la lanza alerta, el embate de las innumerables oleadas persas.

Bueno, épicas aparte, se me ocurre pensar que esta cifra mágica para los montañeros modestos como yo, "4.000", representa una especie de símbolo o metáfora de lo que no pude materializar este mes de agosto por culpa de mi lesión de tobillo... Quizás una especie de compensación cósmica, pero en su versión estrictamente cibernética, por los metros que no estuve en disposición de ascender este verano: una cibercota alcanzada en mi blog, ya que no pude hacerlo de verdad, en el mundo real... Es para darle a la bola largo y tendido esto de que la ciberrealidad nos compense de la realidad inalcanzada, menuda tela...

Por explicaciones que no quede, que me divierto... Me queda la última, elemental, y es que este mes de octubre, que vence esta noche a las 12, no había colgado todavía un solo post, y me gusta que caiga alguna cosilla todos los meses, aunque sea cogida con alfileres y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, o que el Onyar pasa por Girona.

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Enviado por Antares el Friday 2 de November de 2012

�Pues que sean 4001 :):)Ya los hubiera querido Leónidas para sí por mucho que el comic y la película nos los pinten como hipermusculados acróbatas. O una ayudita de los dioses...�