Friday 8 de February de 2013, 23:30:20
Azar
Tipo de Entrada: CUADERNO | 1791 visitas

 

Ya sabéis algunos que cuando voy por el monte se me van ocurriendo cosas, y a veces hasta demasiadas a la vez... Mi última excursión, de la semana pasada y cuyas fotos os enlazo al final, no ha sido una excepción. Uno va dándole a la bola, y tiene su gracia y hasta puede ser útil... Me presenté solo en el monte, en Ulldeter, sin un plan cerrado, improvisando, teniendo que cambiar sobre la marcha y materializando finalmente algo en lo que no había pensado... Y uno acaba preguntándose por qué y cómo acaban sucediendo las cosas... 

Al respecto hay teorías y doctrinas para todos los gustos. Las ha habido desde que el hombre piensa, hace ya un tiempo... Lo cierto es que somos criaturas que necesitan tener un mínimo de certezas explicativas sobre qué nos está pasando, sobre qué puede pasarnos en el futuro, sobre por qué nos pasó lo que nos pasó en el pasado, sobré que rayos significa todo esto. 

Para algunos, todo lo que sucede a nuestro alrededor y nos sucede a nosotros mismos es una interminable e implacable red de relaciones causa-efecto a partir de ciertas causas originarias, un entrelazado de secuencias regidas por leyes causales; no hace falta más que descubrir las causas primeras y las leyes de las secuencias posteriores para saber por qué pasó lo que pasó, por qué pasa lo que nos pasa en el presente y por qué pasará lo que habrá de pasar después... Aunque algunos consideran que se puede intentar interferir en buena medida en las causas para poder obtener consecuencias distintas. Todo muy racional, frío y riguroso...

 

Aludes, relación causa-efecto en estado puro, ¿no?

 

Para otros, toda esta secuencia de hechos y circunstancias responde a un plan inteligente que nos supera en todos los aspectos, al plan ideado desde siempre por un creador suprahumano... Para explicar los desajustes y la evidente falta de piedad de algunas de estas circunstancias, atroces y que dejan en mal lugar la supuesta bondad infinita de dicho creador, suelen invocar el libre albedrío del hombre y cómo el creador lo respeta porque considera que es una de las más hermosas atribuciones de sus criaturas humanas... Aunque ciertos sectores argumentan, casi al contrario, que cada uno de nosotros está predestinado, y que ésa es una impronta de nuestra alma y del devenir de nuestra vida imposible de alterar... Todo muy dependiente de la fe y bastante irracional...

 

Una luz desde lo alto ilumina el camino, ¿no?

 

Hay otros que sostienen que todo es como un carrusel cíclico, quizás sin principio ni fin, en el que nuestra presencia es efímera respecto de la enormidad eterna de todo el proceso, pero suficientemente prolongada como para poder ir afinando nuestra comprensión y aceptación de todo, incluso durante el transcurso de más de una, de dos, de tres o de muchas vidas... Esta visión parece aportar cierta serenidad en cuanto que nos transmite la idea de que lo importante no es saber por qué pasó lo que pasó ni lo que está pasando, ni qué pasará después, en absoluto... Lo importante es saber que nada de lo que pasa puede mellarnos si mantenemos con tesón nuestra depuración, que nada puede afectar de verdad nuestro auténtico ser, que nada es irreparable, que nada es realmente importante como para hacernos perder el norte de nuestro ciclo existencial particular. Lo importante no es saber cómos y porqués, sino saber que estamos aquí y ahora, presentes en nuestro propio carrusel, el cual es la minúscula porción de un carrusel cósmico, una especie de descomunal borrasca que en su centro, en su vórtice, en su “ojo”, arremansa paz y serenidad... Un ojo al que accederemos tarde o temprano, a su tiempo, sin prisas pero sin pausas... Todo muy místico y un pelín difuso...

 

Volviendo de la tormenta, por fin en el remanso...

 

No escribo todo esto pretendiendo agotar la exposición sobre otras muchas ideas, teorías y doctrinas que seguramente desconozco porque no soy en absoluto ningún experto... Es un esbozo de algunas de ellas que ahora se me pasan por la cabeza, quizás las que conozco un poco, sabiendo que puede haber muchas más... Tampoco lo escribo para juzgarlas, qué barbaridad, ni para decantarme personalmente por unas u otras, aunque si he tiznado de cierta subjetividad la exposición sin darme cuenta, pido disculpas... Y es que no puedo remediar tener ciertas preferencias personales... Puedo sintonizar con ciertos aspectos de unas o de otras, con unas más y con otras menos, con unas bastante y con otras muy poco, pero a menudo es una asunción solamente parcial de sus postulados, una asunción llena de matices, de dudas, nunca integral, siempre agarrada en mayor o menor medida al clavo (¿ardiendo?) del escepticismo. 

Bien, escepticismo... ¿O mestizaje? Supongo que me decanto, si lo hago de verdad por algo, por una mezcla... Es lo que me sale de dentro... Umm, causa-efecto, una secuencia que no puede discutirse fácilmente, la verdad... Y además tal vez con la posibilidad de cambiarla, a veces... Libre albedrío, que podríamos llamar libre derecho a decidir pese a todo, y a equivocarse... O esa llamada a la calma interior, porque en el fondo nunca pasa nada realmente grave; basta con aprender a estar presente, observar, aceptar... Vaya, todo más que interesante, de verdad... Pero sigo añorando en todo ello un factor que muchas de estas doctrinas menosprecian, o incluso niegan directamente, algo para mí esencial y que reivindico: el azar, la fuerza del azar, las inexistentes o indescriptibles “leyes” de la casualidad. El azar hace que las cosas simplemente ocurran, sin depender necesariamente las posteriores de las anteriores, sin responder a planes sobrehumanos y sin vincularse a ruedas de depuración espiritual. Simplemente suceden. Y ya está. Y te obliga a adaptarte a lo que sucede.

 

Adaptándome.

 

No sé... Igual que uno sale a la vida y van ocurriendo cosas aunque no tenga un plan prefijado, o incluso contrariando ese plan... Igual que uno sale a la montaña sin un plan previo establecido y va improvisando sobre la marcha... Y aparecen circunstancias que obligan a adaptarse, y obstáculos, y también oportunidades, incluso muchas oportunidades... Algunos, con cierto aire de impertinente superioridad, me dirían que esas cosas, observadas racionalmente, son la consecuencia final de una cadena de relaciones causales que habría tenido que saber leer, que han ocurrido porque inevitablemente tenían que ocurrir... Otros opinarían, entrelazando ambas manos en actitud beatífica, que todo responde a un plan preconcebido cuya comprensión se me escapa... Y otros me susurrarían con una dulce sonrisa, quizás algo bobalicona, que lo que sucede no es ni bueno ni malo, sino que simplemente es...

Tengo la sensación de que cada vez me cuesta menos funcionar así en la montaña, azarosamente, por el contrario de lo que me ocurría antes, con planes preestablecidos que me hacían sufrir si las circunstancias los desmoronaban. Y también en la vida, porque al fin y al cabo la montaña y la vida están fabricadas con la misma substancia. Quizás sean cosas de la edad, que te sosiega, o excusas de mal pagador para no reconocer el eventual fracaso de ciertos planes o expectativas, o un pretexto para rebajar mi nivel de autoexigencia y quitarme presión. Pero creo que es algo que me va volviendo cada vez un poquito más adaptable, quizás más dúctil, tal vez más fuerte, seguramente más sereno. Algo que me aporta paz interior.

 

 

 

PD.- Os enlazo al final la galería de mi Gra de Fajol de fines de enero, como muestra de un azar imprevisible, pero en este caso favorable: es la actividad que ha generado lo que habéis leído. Y a posteriori os he acabdo añadiendo la galería de mi Puigllançada de mediados de este febrero, un poco como ilustración de lo contrario, de un azar que más bien te perjudica porque limita mucho tus expectativas.



lbums de Fotos relacionados:



Aadir nuevo comentario
Usuario de Madteam.net No usuario




Vista Previa



 

 
MadTeam.net | Suscribirte a este blog | Creative Commons License Blog bajo licencia de Creative Commons. | compartir este enlace en Facebook